La Quiaca Cuzco

De La Quiaca a Cuzco

Argentina – Bolivia – Perú

DURACIÓN

20 días / 21 noches

PARTICIPANTES

5 – 15 Conductores

DISTANCIA

1500 Km (dependiendo de rutas y desvíos)

Época Recomendada: Todo el año

El rugido del motor marca el inicio de una aventura inolvidable: desde La Quiaca, en el corazón del altiplano argentino, comienza un viaje en moto que cruzará tres países, montañas ancestrales, salares infinitos y ciudades históricas hasta llegar a Cuzco, la antigua capital del Imperio Inca. Apenas se cruza el puente internacional hacia Villazón, Bolivia abre sus puertas con sus paisajes agrestes y su cultura vibrante. La primera parada es Tupiza, una joya escondida entre cañones rojizos y formaciones de otro mundo, donde el viento parece susurrar leyendas de bandidos y héroes del desierto. Desde allí, la ruta serpentea hacia Uyuni, donde el horizonte se pierde en el inmenso Salar, un espejo blanco de sal y cielo que invita a perderse en la inmensidad. La noche puede pasarse en un hotel de sal o bajo las estrellas, en uno de los cielos más limpios del planeta.

Dejando atrás la llanura salada, el viaje sube hacia Potosí, una ciudad que alguna vez fue una de las más ricas del mundo gracias a su Cerro Rico, una montaña que ha dado y quitado vidas por siglos. Sus calles empedradas y su aire fino recuerdan que aquí la historia se respira en cada esquina. Luego, el camino continúa hacia Sucre, la capital constitucional, blanca y elegante, con sus iglesias coloniales, sus plazas tranquilas y sus tejados rojos que contrastan con el cielo azul profundo.

Desde Sucre, la ruta avanza hacia Cochabamba, en el corazón de Bolivia, un valle fértil con un clima primaveral eterno. Aquí, entre mercados bulliciosos y sabores intensos, el viajero puede recargar energías antes de afrontar uno de los tramos más impactantes: la llegada a La Paz. Esta ciudad, que parece suspendida entre montañas, ofrece vistas vertiginosas, una cultura urbana única y la posibilidad de conocer el altiplano boliviano desde lo alto, viajando en sus teleféricos de colores.

El viaje continúa bordeando el majestuoso lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, donde el azul del agua se funde con el cielo. En Copacabana, un pueblo lleno de fe y devoción, se puede visitar la mística Isla del Sol, considerada el lugar de origen de los incas. Cruzando la frontera hacia Perú, el itinerario sigue hacia Puno, otra ciudad ribereña del lago, con su vibrante cultura aymara y sus famosas islas flotantes hechas de totora.

Desde allí, el último tramo de la travesía atraviesa el altiplano peruano, con montañas imponentes y valles que huelen a historia, hasta llegar finalmente a Cuzco. Esta ciudad mágica, con sus calles empedradas, sus templos incas y su aire sagrado, recibe al viajero con los brazos abiertos. Aquí, entre el bullicio de San Blas, los muros de Sacsayhuamán y las ruinas que llevan a Machu Picchu, culmina un viaje que no solo recorre países, sino que conecta culturas, paisajes y emociones.